Ciudad de México., a 18 de junio del 2022. A casi tres meses de su despegue y apenas con una veintena de vuelos comerciales, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en el Estado de México, sigue sin ser una válvula de escape para aliviar la carga del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México que a estas fechas recibe 900 vuelos diarios y alrededor de 50 millones de pasajeros anuales.
El objetivo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de la actual Administración es conseguir que al menos un 15% de las operaciones del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) se trasladen al nuevo aeródromo al cierre de 2022, una mudanza que se traducirá en la operación de 110 vuelos y unas 200 operaciones en diciembre próximo, asegura el subsecretario de Transportes, Rogelio Jiménez Pons.
El funcionario federal, que en enero pasado dejó la estafeta de la obra emblema del Tren Maya para asumir la subsecretaría de Transportes en la SCT, detalla a EL PAÍS la estrategia que seguirá el próximo semestre para conseguir que las aerolíneas mexicanas migren parte de sus operaciones del congestionado aeropuerto de la Ciudad de México a 42 kilómetros de distancia al nuevo aeródromo en el Estado de México.
Tras una propuesta de decreto que se estrelló a las puertas de Palacio Nacional, el subsecretario ha hablado con cada una de las empresas aéreas para convencerlos de llevar rutas nacionales a las pistas de aterrizaje de la antigua base militar de Santa Lucía: “Son 30 vuelos de Aeroméxico, 20 vuelos de Volaris, 10 vuelos de Viva Aerobus que pueden llegar a 12 vuelos, están colaborando bien”, asegura. Este viernes, además, se ha anunciado la llegada al Felipe Ángeles de la aerolínea panameña Copa Airlines que, según Jiménez Pons, se sumará a las aerolíneas internacionales Delta y Coviasa.
El punto de partida de esta migración, explica Jiménez Pons, será el movimiento de los aviones de carga del AICM al AIFA. En este momento unos 30 aviones de carga ya se han mudado a las instalaciones del Felipe Ángeles, así como unos ocho vuelos chárter, sin embargo, se prevé que más vuelos se sigan sumando en las próximas semanas.
El proyecto de migración implica también una serie de facilidades fiscales adicionales que darán a las aerolíneas para convencerlas para que se muden al recién estrenado aeropuerto y que aún están en cabildeo con la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro. Según sus cálculos, en el mejor de los escenarios, el nuevo aeródromo —una obra en la que se invirtieron más de 60.000 millones de pesos, casi 3.000 millones de dólares— podrá ser rentable en tres o cuatro años.
“No se trata de meter gente por meter gente al AIFA, hay un mercado, todo se va a acomodar en su mercado, el AIFA tiene que hacer eficientes sus operaciones, por eso es muy importante la carga, para generar su propia masa crítica y atraer los vuelos baratos, el AICM va a ser caro por su naturaleza de operación.
La apuesta va a ser que el AIFA sea la opción más barata porque va a ser más eficiente, no tiene gastos de operación, las pistas no tienen mantenimiento en 100 años, esas no las mueve nadie, tiene una estructura muy bien hecha”, refiere. Por ahora, esa promesa de bajo costo encara un obstáculo importante: la dificultad para acceder a sus instalaciones.
El tren suburbano a las instalaciones de Santa Lucía, que promete un traslado en 39 minutos desde la estación Buenavista, en el centro de Ciudad de México hasta la terminal aérea, estará listo hasta el próximo año y por ahora la alternativa más viable es viajar en un automóvil particular o a través de una aplicación móvil con un desembolso de unos 500 pesos.
Pese a los escollos presentes, Jiménez Pons insiste en que una vez que el tren suburbano se ponga en marcha, el AIFA será una de las opciones más económicas para los viajeros en México. Además, afirma que el plan a futuro sobre la infraestructura aeronáutica para el Valle de la Ciudad de México se prevé el rescate de los aeropuertos de Toluca, Puebla y Cuernavaca (Morelos). La Secretaría de Comunicaciones y Transportes ya ha erogado unos 30 millones de pesos al aeródromo de Toluca para que vuelva a atraer más rutas aéreas.
Por lo que respecta al AICM, Jiménez Pons advierte de que requiere de obras de mantenimiento serias en ambas terminales, mismas que hacia el cierre de 2022 implicarán la clausura de ciertas áreas y por ende la migración de hasta de un 30% de las operaciones hacia el AIFA. Aunque aún se desconoce la inversión que requerirán estas reformas, el funcionario menciona que se deben hacer mejoras profundas: en estructuras, drenaje y servicio de agua pública.
El subsecretario asegura que debido a que desde hace años se contempló que un nuevo aeródromo se construiría y sustituiría al AICM las obras de mantenimiento fueron provisionales o superficiales, sin embargo, ahora deben de emplearse a fondo, considerando que la red de aeropuertos debe coexistir. “Vienen reparaciones gravísimas [en el AICM]. Hay broncas muy serias en las dos terminales.
Todas las salas están rebasadas, toda la parte humana, accesos, estacionamientos, salas de espera, todo está saturada, parece una romería, 70 años de parches. Todo eso hace una situación muy imperiosa de arreglar el aeropuerto existente en Ciudad de México”, reconoce.
Una vez que concluyan las reformas en el AICM, añade, no se descarta que la operación de este aeropuerto se encarezca respecto a otros aeródromos como el AIFA donde una vez que entre el tren en operaciones será más barato el acceso. “La cuestión operativa del AICM va a ser cara porque es un aeropuerto que requiere mucho mantenimiento y lo tienes que hacer altamente rentable”, asevera.
Los planes de desahogo de tráfico aéreo no han estado alejados de turbulencias. A principios de junio pasado, Aeroméxico, la aerolínea bandera de México, presentó un amparo contra la intención del Gobierno federal de reducir los vuelos en el AICM. La aerolínea “sometió a revisión judicial” la declaración de saturación y estudios del aeropuerto de la capital, documentos con los que el Gobierno pretende beneficiar el traslado de operaciones al nuevo aeródromo Felipe Ángeles.
Sobre este procedimiento judicial, Jiménez Pons señala que esto no perjudicará los planes que tienen para seguir avanzando en el nuevo aeropuerto. “Ellos [Aeroméxico] quieren la revisión de ese acuerdo que hizo el [Servicio a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano] Seneam, lo que nosotros queremos es llegar al punto ideal de operaciones en el AICM” zanja.
Seguridad aérea, en la mesa de debate
En plena polémica por la seguridad aérea en el AICM, tras una serie de incidentes que han encendido las alertas de viajeros y pilotos de una de las terminales más concurridas de Latinoamérica, Jiménez Pons asevera que tras estos sucesos han implementado mesas diarias de trabajo con pilotos y controladores de vuelos para reforzar la seguridad, por ejemplo, están en corrección la homologación de la fraseología que utilizan los controladores para dar órdenes a los pilotos. “Cualquier proyecto cuando se aplica hay que hacer ajustes, no es que esté mal, simplemente se está enfrentando a una realidad, son detalles, pero están ajustándose con base en una cuestión práctica”, defiende el subsecretario.
El funcionario admite que existe un “problema de capacitación estructural” sobre todo en el tema de controladores aéreos y supervisión. “Hay que meterle lana a los procesos de capacitación, hay que aumentar el rigor y sobre todo hacerlos más corresponsables, hay muy buena disposición de la industria. Finalmente, hay un déficit muy importante de unos 350 controladores de más de un millar de profesionales, un déficit que se agudizó tras la apertura del AIFA”, continúa.
Este tema, reconoce, fue uno de los fallos que provocó que México cayera de categoría 1 a 2 en la seguridad área ante Estados Unidos. A más de un año del anuncio de la Administración Federal de Aviación (FAA, en sus siglas en inglés) el país no ha podido recuperar su categoría previa, entre otras causas, señala Jiménez Pons por los retrasos derivados de la pandemia. No obstante, asegura que un comité de evaluadores estadounidenses ha estado los últimos 10 días en el país para corroborar los procedimientos nacionales y confía en que a más tardar en noviembre próximo, México recupere esta calificación y las aerolíneas mexicanas puedan volver a abrir nuevas rutas en el mercado de EE UU. Mientras tanto, las aerolíneas estadounidenses siguen aprovechando la tajada del mercado que han perdido los competidores mexicanos.