Por: Sandra Dueñes Monárrez.

Chihuahua, Chih., a 23 de junio del 2022.- El crimen de los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora y Javier Campos Morales, así como del guía de turistas, Pedro Palma Gutiérrez en manos del líder criminal José Noriel Portillo Gil alías “El Chueco” pudo haberse evitado, refirió el Vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez.

En entrevista para un medio nacional, el responsable de la Diócesis en la sierra de Chihuahua refirió que, al inicio de la administración de la gobernadora, María Eugenia Campos Galván buscaron un acercamiento con su gobierno y este nunca se les hizo caso.

Héctor Fernando Martínez aseguró que, por todo un año buscaron una audiencia con la gobernadora y con la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas, pero “nunca se les dio la oportunidad de escucharlos para plantearles la situación, ni las estrategias de pacificación que tienen que ver con la organización comunitaria para la atención en cuestiones sociales, educación y salud”.

Otro de los asuntos a tratar en esas audiencias que tanto pidió en su momento la Diócesis a la gobernadora fue para atender el tema del incremento de la violencia y el desplazamiento forzado de comunidades enteras, además de desapariciones de personas en las comunidades, dijo el sacerdote.

Por ese motivo, el Vicario de la Diócesis de la Tarahumara aseveró que no se encuentran conformes con el Gobierno de María Eugenia Campos Galván por que evidenteme se trata de una situación de dar la cara, en donde han dicho que el estado esta “pácificado” que sigue avanzando pero aquí esta la muestra de que no es así, y no es solo por los padres que fueron asesinados.

Héctor Fernando Martínez destacó que días antes de que este ataque ocurriera en el Templo de Cerocahui se suscitaron varias refriegas y desaparecidos en la zona turística de Creel, así como el desplazamiento de comunidades enteras.

Todas estas problemáticas el Gobierno ha querido atender de una manera asistencial, dando despensas y cobijas a los desplazados, sin tener un acercamiento con la iglesia, a pesar de que somos una estructura con personas con capacidad moral para un dialogo.

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