- El proyecto como piedra angular de la estrategia
La Torre Centinela, ubicada en Ciudad Juárez, con 20 pisos, helipuerto y considerada como núcleo de la plataforma de vigilancia estatal, constituye una inversión simbólica y material de alto impacto. Según las propias declaraciones del secretario estatal de seguridad, Gilberto Loya Chávez, está alineada con la “Plataforma Centinela” que integra tecnología, videovigilancia, IA y puestos de mando.
Para Loya, este proyecto cumple varias funciones políticas relevantes:
- Le da visibilidad como actor que “impulsa” la modernización en seguridad.
- Le permite articular un discurso técnico y de resultados: “menos homicidios, más cámaras, más interconexión”. Por ejemplo, ha declarado reducción del 19 % en homicidios y aumento del 701 % en decomiso de fentanilo.
- Le dota de un símbolo tangible (el edificio físico) que contrasta con promesas o discursos vacíos.
- Ventaja política concreta para Loya
a) Credibilidad frente al electorado
La ciudadanía exige resultados en seguridad. Loya ya reporta mejoras de percepción: la confianza ciudadana en la policía estatal pasó del lugar 19 al lugar 11 entre 2022 y 2024. (El Diario) Con un proyecto de infraestructura visible como la Torre Centinela, Loya suma a esa evolución una narrativa de cambio estructural.
b) Potencial para construcción de liderazgo hacia 2027
Loya ha sido señalado como potencial aspirante a la gubernatura de Chihuahua. En ese contexto, distinguirse como el responsable de una “obra emblemática” le permite ganarse un perfil que trasciende lo administrativo: lo sitúa en la dimensión de “gestor” y “transformador”. La Torre Centinela es un activo simbólico que puede asociarse directamente a su gestión.
c) Marginar al adversario y controlar agenda
En la disputa institucional con el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, Loya, al invitarlo formalmente a supervisar la obra, fuerza una posición de iniciativa desde el estado. Si el municipio duda o critica el proyecto (como lo ha hecho Cruz Pérez Cuéllar al cuestionar la tardanza) Loya puede presentar la Torre como su “bellwether”: él propuso, impulsa, convoca; el adversario se queda en la queja. - Factores de riesgo (y cómo mitigarlos)
Aunque el escenario es favorable, no está exento de riesgos para Loya:
- Retrasos y sobrecostos. Si la obra no se concluye en el plazo prometido, o se vuelve símbolo de “obras que no terminan”, la narrativa de eficiencia se verá erosionada.
. Tener una torre no garantiza disminución de delitos; los ciudadanos demandan “menos homicidios, menos robos”, no solamente “más cámaras”. Loya ya reportó reducción de delitos, pero deberá sostener la tendencia. - Cuestiones de comunicación y visibilidad. Si la inauguración o presentación se hace sin vinculación con ciudadanía, puede parecer un “monumento” y no una herramienta. Loya ha buscado precisamente dar tours e invitaciones al municipio para visibilizar el proyecto.
- Predicción sobre el efecto político en 2025-2027
- En el corto plazo (2025-2026): Si la Torre se presenta como “pre-operacional” o con avances visibles (por ejemplo, el 87 % de avance informado recientemente) Loya obtendrá un efecto reputacional: “hombre de obras, hombre de tecnología”. Esto le permitirá acumular capital político para la próxima contienda.
- En el mediano-largo plazo (2026-2027): Si la infraestructura opera plenamente, genera reducciones de delito significativas y vincula su nombre a esos resultados, Loya puede emerger como el principal contendiente en la arena estatal. Si, por el contrario, la Torre se queda incompleta o no entrega resultados medibles, ese capital puede evaporarse.
- Clave de éxito: monitoreo de métricas (homicidios, robos, percepción), comunicación constante y visibilización de la Torre Centinela como “hub de seguridad” y no mera obra arquitectónic
