México tiró las cartas
Chapingo las barajó

RECUERDOS DE CHAPINGO…

Cuando sientas el aire puro que baja desde las nieves eternas de la cima más alta del Popocatépetl y de su mujer dormida, sabrás que vas llegando…

Antes de cruzar la vía, verás a la derecha, al norte la estructura cúbica del comedor campestre, al que le llaman Samborns, en forma sarcástica por una lujosa cadena comercial de comida…

Al cruzar la vía escucharás el ruido de los caballos de acero y su agudo silbido en su diario trajinar para llevar a maestros alumnos y empleados al Chapingo del siglo pasado…

Recordarás que el Vate Saldívar a su llegada en los años del cardenismo, al notar tres letras en la entrada pensó que significaban Entra No Asustan, cuando en realidad querían decirle al transeúnte: Soy la Escuela Nacional de Agricultura, el nombre anterior de la moderna Universidad Autónoma Chapingo…

Sin pensarlo, tus pasos recorrerán la calzada de los Agrónomos Ilustres, flanqueada por milenarios árboles que se niegan a morir, que han estado ahí, soportando crudos inviernos, huracanados vientos de febrero y torrenciales lluvias en verano, lloviznas más suaves en invierno, y que cada primavera florecen al paso de las nuevas generaciones…

Poco a poco, como los murmullos de Comala, escucharas las enseñanzas de hombres y mujeres que dieron vida y color a la agricultura mexicana, desde la Ecuación de la Barra de Alberto Barrios, pasando por los métodos de nivelación de tierras de Samuel Trueba Coronel, los maíces de Efraín Hernández Xolocotzi, las teorías económicas de Edmundo Flores, el cuándo y cuánto regar de Enrique Palacios, y tantas aportaciones a la ciencia de cada uno de los miembros que custodian la calzada y que están ahí para inspirar a las generaciones de ayer, hoy y siempre..

Del sur, en cascada y como remolino, percibirás la sabiduría que encierra la Biblioteca Central, fuertemente protegida por un entramado de hilos de concreto, como si fueran armadura medieval, protectora contra la ignorancia…

Te llamarán la atención dos fuertes Torreones, salvaguardas del Edificio principal, blanco como la pureza de las nieves de los volcanes de México, guardianes de la Capilla Riveriana, donde Diego explica en su lenguaje la importancia de la madre tierra…fieros leones de acero, junto a Perseo y Ares, completan el conjunto…El espíritu de Manuel del Refugio González Flores, el compadre de Don Porfirio, el que perdió un brazo en el sitio de Puebla, luchando contra la invasión Francesa, flotará en el ambiente…

Al frente, con sospechosa y pícara sonrisa, compartiendo un añejo secreto, verás dos hermosas damas que evocan la belleza de la extinta Unión soviética, la de Lenin y Stalin; siempre rodeadas de cristalinas gotas de agua, la fuente de las Circasianas…

Estoicamente, verás al centro de la explanada el viejo Árbol de los Acuerdos, que bajo su manto protector ha visto pasar muchas generaciones, ha escuchado a través de los años los más recónditos secretos de la política agraria mexicana…

Al fondo, en una completa alineación como escuadrón militar verás las compañías, de la primera a la onceava, ahí donde se forjan los sueños de esa escuela amada…al centro de ellas el reluciente piso del patio de honor, en el que algunos en las tardes de Octubre, han visto reflejado la marcha militar de los pelones rumbo al comedor central…

Desde el majestuoso arco donde reposa el misterioso San Casmeo, te llegará un rumor, que va a ir creciendo en intensidad…si pones atención es posible que logres descifrar el mensaje…

“EXPLOTAR A LA TIERRA, NO AL HOMBRE”…

©DAVID VÁSQUEZ SOTO
IRRIGACIÓN 1989
CANATLÁN , DURANGO
AGOSTO DE 2024.

David Vásquez Soto Colaborador de ID Noticias. Originario de Nicolás Bravo, Canatlán, Durango. Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma de Chapingo. Maestro y Doctor en Ciencias Agrícolas por el Programa Hidrociencias del Colegio de Postgraduados. Ha publicado los libros “Chapingo de mis Amores”, “Recuerdos de Canatlán” y “Nicolás Bravo de mis Amores”. También es bohemio de afición e integrante del grupo musical Los Andariegos Laguneros y se le puede ver deambulando en el desolado oriente de Torreón.

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